Al hablar del hombre, y tener una comprensión de este como objeto de estudio, podemos caracterizar la condición humana de modo práctico, desarrollando tres conceptos: persona, personalidad y vivencia.
El Hombre:
a) Persona: Desde la psiquiatría se define el ser del hombre como persona, concepto filosófico que se refiere a la categoría del ser humano en general. Todo hombre es persona. La persona es, en esencia, libre y, por ende, responsable de sus actos. De la condición de ser libre deriva todo el andamiaje legal y jurídico.
b) Personalidad: Se puede definir el estar concreto de un hombre como personalidad. Se trata de un concepto psicológico que se refiere a la estructura anímica estable de un hombre en particular, con todas las similitudes, variantes y diferencias con sus semejantes. Aunque no hay dos personalidades iguales, porque no hay dos hombres iguales, desde siempre se han intentado construir tipologías, entendiéndose por tales las clasificaciones que agrupan a ciertos modelos de personalidad sobre la base de rasgos comunes. Conocer ciertos rasgos de personalidad de un sujeto puede hacer mas entendible su conducta en un determinado caso.
c) Vivencia: Se entiende por vivencia todo hecho mental en tanto su sujeto se aprehende a sí mismo como inmerso en una particular situación conmovedora en relación con algo. Vivencia es auto-percibirse en una situación concreta aquí y ahora. Vivencia es la estructura anímica momentánea o temporaria que enlaza al hombre con su circunstancia. Adentrarse a la vivencia permite conocer motivaciones que pueden haber impelido a alguien a actuar de uno u otro modo.
Ser, Estar, Vivenciar
El hombre entonces, se caracteriza por el ser, el estar, y el vivenciar. Si definimos al hombre desde el ser (como persona), desde el estar (como personalidad) y desde el vivenciar (como sujeto interactuando con el entorno en una situación concreta), quizás hemos avanzado hacia un paradigma antropológicamente mas sano que el que se nos ofreció durante siglos el hoy insostenible dualismo cartesiano.
Pero nuestro tema no es la antropología filosófica, de la que hay que tener nociones, sino la psiquiatría forense. En esta actividad poseer un claro significado de estos tres conceptos, persona, personalidad y vivencia, es de importancia capital, ya que cada acto de investigación pericial esta referido a ellos, por lo que se encontraran en forma permanente volviendo sobre estas dimensiones humanas. La función de la psiquiatría forense es hacer entendible a ese hombre, con su ser, su estar y su vivenciar, inmerso en una particular situación con implicaciones legales.
La Mente Humana
Para aproximarnos al misterio de la vida humana, en cuanto a la actividad mental, parece haber dos niveles de leyes que gobiernan la mente, tanto en su funcionamiento normal, como también en sus manifestaciones desajustadas.
Hay leyes o expresiones generales que están presentes en todos los sujetos, son comunes a todos los seres humanos. Son propias de la persona. Hay otras manifestaciones más particulares que están presentes en un determinado sujeto a lo largo de toda su vida. Son variantes que distinguen a unos de los otros. Respetando las leyes generales, hay matices que distinguen a los individuos entre sí. Al menos teóricamente, se puede diferenciar el temperamento, que es la dotación mental con que se nace. Muy tempranamente –hay quienes que postulan que desde la época fetal- el ambiente interactúa sobre el temperamento, modificándolo y forjando el carácter. El todo psíquico resultante, que es la personalidad, incluye esa estructura caracterial de base efectiva, así como también la dimensión intelectual-volitiva fundamento de la libertad.
En tribunales, llegan a descubrir factores ambientales o educacionales que pudieron tener injerencia en la estructuración de la personalidad, suele ser importante para comprender inclinaciones hacia tal o cual comportamiento.
Modos De Manifestación De La Mente
La mente humana sólo tiene tres maneras de expresar su producción. Las expresiones mentales aparecen como reacción, como desarrollo o como proceso.
a) Reacción: La vida afectiva expresa continuas variaciones. El hombre afectado por algo, se conmueve emocionalmente. Esto, que se llama reacción psíquica, es una manifestación afectiva comprensible que aparece como una respuesta oportuna, motivada y sentimentalmente adecuada a la vivencia que la originó. La reacción psíquica no es una respuesta automática ni un reflejo mecánico del psiquismo. Esta reacción psíquica, en la que se expresa la personalidad toda, es variable, y no siempre del todo previsible. Y se llama también reacción vivencial. Los hombres viven reaccionado emocionalmente. A veces las reacciones son catalogadas de normales, es decir que son proporcionales respecto al estimulo que las provoca, tanto en su intensidad como en su duración. Estamos aquí en el ámbito de la psicología. Otras veces las reacciones son llamadas anormales porque son desmedidas o desmesuradas. Aquí estamos en el terreno de la psiquiatría. Una reacción vivencial especialmente intensa se produce en la emoción violenta.
b) Desarrollo: Habitualmente la psiquis se manifiesta como una secuencia comprensible de hechos mentales a lo largo del tiempo. Hay nexos o relaciones humanamente entendibles entre los sucesivos hechos de la vida psíquica. Esta continuidad mental se llama desarrollo psíquico. Sobre esta visión se concibe la personalidad como desarrollo que va desplegando sus potencialidades o posibilidades, desde el inicio de la vida hasta su final. En la personalidad hay desarrollos normales y anormales. Los primeros viven expresando cierto equilibrio habitual y conviven armónicamente en sociedad. En cambio, quienes presentan un desarrollo anormal de la personalidad, se han alejado tanto, o quizá mucho, del ideal término medio. En estos casos las conductas serán habitualmente desajustadas, generando conflictos repetidos en la convivencia. Entre los desarrollos anormales de la personalidad se destacan las personalidades psicopáticas, tan frecuentes entre los perturbadores sociales habituales.
El desarrollo psíquico no es una línea continua, es dinámica con algunas manifestaciones no del todo esperables. Hay singularidades. Hay acontecimientos. La trayectoria que siguen los hechos psíquicos no es del todo previsible. Tener en cuenta estas características tiene mucha importancia en la tarea pericial al momento de examinar conductas. Y una consideración mas puntual del desarrollo psíquico es lo que se aplica para establecer la criminogénesis, es decir, la secuencia de hechos mentales que confluyeron en la concreción de un delito.
c) Proceso: Puede suceder que en algún momento de un desarrollo se presenten fenómenos psíquicos nuevos, incomprensibles, cualitativamente diferentes en su naturaleza a lo que se puede entender, desconectados de su vida mental anterior. Estas expresiones mentales no son deducibles de la biografía del sujeto ni de su circunstancia. De esta naturaleza son el delirio o una alucinación. Hay un cambio en la personalidad del sujeto. No hay motivos vivénciales en el origen del sujeto, solo caídas biológicas o somáticas, por agentes agresivos externos o internos. El proceso es un producto mental cuyo origen es extrapsicologico, se puede aceptar que hay un agente agresor material. A veces ese agente nocivo es identificable, como en la sífilis que puede generar un delirio megalómano. Otras veces no es conocido como en la esquizofrenia, aunque se presumen factores genéticos. Otras veces deriva de una enfermedad o malformación, como en la epilepsia o en el retardo mental por infección viral de la madre durante la gestación. Estos agentes con su ataque, dan lugar a la formación de disturbios mentales cualitativos, es decir psíquicamente incomprensibles. Esta ruptura del desarrollo se denomina proceso, en su acepción de sinónimo de enfermedad mental o psicosis. Y el proceso puede expresarse de tres formas: como fase, como brote y como acceso.
Se llama fase al episodio de cierta duración, a continuación los síntomas desaparecen y el sujeto se cura totalmente.
Otras de las formas del proceso de llama brote, consistente en un episodio psicopatológico de duración mas bien extensa, que al atenuar o cesar sus manifestaciones (alteraciones de la sensopercepcion y del pensamiento), deja un deterioro mental permanente como ocurre en la esquizofrenia.
Un tercer modo de presentarse es como acceso Hay aquí una alteración cualitativa que aparece bruscamente, sin motivo, es de breve duración y termina con una recuperación total. Sin típicas de este grupo la ausencia epiléptica.
¿Y que sucede con las reacciones, los desarrollos los procesos, las fases, los brotes y los accesos ala justicia? En las reacciones vivénciales y en los desarrollos psíquicos, por no perder contacto con la realidad, el sujeto es responsable de sus actos y es imputable. En cambio, todas las expresiones mentales claramente procesales –una indudable fase maniaco-depresiva, un innegable brote esquizofrénico, o un inequívoco acceso epiléptico- son estados que significan enajenación. Esto da pie para quienes han presentado alguno de estos estados mentales durante cuyo transcurso cometieron un delito, merezcan la declaración de unimputabilidad de parte del tribunal, diagnóstico psiquiátrico forense mediante.
Y… Que Es La Normalidad Mental
En el hombre la normalidad es un arquetipo, un patrón ideal hacia el cual tender. Éste es el criterio de normalidad teleológica, que implica lo deseable, lo que debe ser.
Un segundo modo para evaluar el funcionamiento mental es que se considera como normal al término medio, a la mayoría, en el sentido de estándar. Es el criterio estadístico, este criterio considera lo que es de hecho, sea conveniente o no.
La normalidad estadística es el término medio. La normalidad teleológica es lo óptimo. Para evaluar si un fenómeno psíquico es normal, anormal, o enfermo, en psiquiatría ambos criterios se usan como complementarios.
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