miércoles, 15 de septiembre de 2010

El delincuente, ¿nace o se hace?

Factores que pueden influir

- El exceso de violencia en el cine, en películas televisadas e incluso en medios de comunicación pueden contribuir a que la violencia se perciba como algo normal.

- De la misma forma que hay un gran número diferente de delitos también existen varias causas en su origen, entre otras:

- Abuso y maltrato infantil, lo que puede desembocar en frustración y baja tolerancia emocional de la persona que lo sufre o ha sufrido.

- Eventos traumáticos: injusticia social, mala economía, falta de recursos, problemas de exclusión social.

- Causas genéticas

La personalidad del delincuente puede variar desde una persona psicótica (que padece una enfermedad mental) hasta una que presente desórdenes hormonales a nivel cerebral. Por tanto, los especialistas se enfrentan a individuos con grandes desórdenes psicológicos.

A menudo son personas que justifican sus comportamientos y culpan a la sociedad de sus actos delictivos; por lo general tienen una personalidad narcisista y se niegan a seguir los cánones establecidos.

En la conducta delictiva influyen tanto los elementos biológicos como el desarrollo social. También tienen mucho peso:

- La educación recibida

- El estatus económico de la persona y su entorno

- La percepción de riesgo

- La alta impulsividad y distorsión de la realidad

- La necesidad de emociones

- La inadaptación al medio

- La agresividad

- La falta de habilidades sociales

No necesariamente los factores antes mencionados son determinantes para que alguien se convierta en un delincuente. Muchos estudios determinan que el delincuente no nace, sino que se hace.

Otros estudios definen como factores determinantes el entorno social, el desarrollo del individuo y la configuración de un triángulo delictivo formado por el delincuente, la víctima y la oportunidad de que se cometa el delito.

¿Más hombres que mujeres?

Las estadísticas indican que existe una diferencia muy marcada en cuanto al sexo. En todos los países del mundo hay más convictos hombres que mujeres.

¿A qué es debido? ¿A diferencias reales en las tasas delictivas o más bien son el resultado de prácticas policiales y judiciales sesgadas? Estas simples estadísticas no aclaran estas cuestiones.