El reportero David Beriain se introduce en los humildes barrios de Pereira, donde conocemos a niños que por apenas 50 euros son contratados para matar.Baby sicarios, supone un encuentro con la realidad que viven muchos barrios colombianos.
El reportero David Beriain se introduce en los humildes barrios de Pereira, capital de la zona cafetera colombiana, para localizar a niños que son contratados para matar por apenas 50 euros. Utilizados de forma asidua por las mafias, saben que la ley resulta inmune para el menor de edad , aunque haya un delito de sangre de por medio.
Estos comerciantes de muerte y dolor tienen constancia, además, que muchos de ellos apenas alcanzarán los 18años. Nuestro reportero vivirá en primera persona la sensación de impotencia al ver cómo esos críos son usados como carne de cañón por los narcos, niños que, en algún caso, rompen a llorar ante su cámara porque echan de menos a su madre.
Sobrecoge la frialdad con que muchos de ellos cometen los asesinatos; tres disparos certeros bastan para dar al traste la vida de una persona, logrando a cambio un poco de dinero. Pereira y Desquebrada se perfilan como los núcleos por excelencia donde proliferan estas mafias infantiles cargadas de dolor, terror y (paradójicamente) inocencia, mucha inocencia..
El reportero David Beriain se introduce en los humildes barrios de Pereira, capital de la zona cafetera colombiana, para localizar a niños que son contratados para matar por apenas 50 euros. Utilizados de forma asidua por las mafias, saben que la ley resulta inmune para el menor de edad , aunque haya un delito de sangre de por medio.
Estos comerciantes de muerte y dolor tienen constancia, además, que muchos de ellos apenas alcanzarán los 18años. Nuestro reportero vivirá en primera persona la sensación de impotencia al ver cómo esos críos son usados como carne de cañón por los narcos, niños que, en algún caso, rompen a llorar ante su cámara porque echan de menos a su madre.
Sobrecoge la frialdad con que muchos de ellos cometen los asesinatos; tres disparos certeros bastan para dar al traste la vida de una persona, logrando a cambio un poco de dinero. Pereira y Desquebrada se perfilan como los núcleos por excelencia donde proliferan estas mafias infantiles cargadas de dolor, terror y (paradójicamente) inocencia, mucha inocencia..
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